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lunes, 10 de agosto de 2015

El de Pablo Milanes fue un buen concierto en Bonao

BONAO.- Pablo Milanés es grande. Mientras otros trovadores acucian una decadencia estética y una lamentable sequía en temas y asuntos -dígase en ética y esencias-, el bayamés (natural de Bayamo en el oriente de Cuba) enseña una frondosa vitalidad creativa, lo cual demuestra con su álbum más reciente: “Renacimiento”. Sucede que Pablo Milanés está tranquilo con su conciencia. 

Y eso se hace sentir en su obra y en su sonrisa franca. Este sábado la ciudad de Bonao, que ha estado celebrando una Semana Cultural auspiciada por el Ministerio de Cultura en coordinación con la oficina del senador Félix Nova, tuvo el no muy aprovechado privilegio de contar por primera vez con un concierto del fundador de la Nueva Trova. 

Nacido el 24 de febrero de 1943, Milanés brindó un concierto lleno de magia, a pesar que el estadio se encontraba a la mitad de su capacidad en el terreno, con el lujo de una banda de músicos extraordinarios, incluidos los nuevos instrumentistas que presentó en la batería, Osmani Sánchez; el bajo en las manos de El Indio y la percusión menor asumida por Edgar Martínez, todos virtuosos, junto a los veteranos que llevan tres décadas con el cantautor: Miguelito Núñez en el piano, Dagoberto González en el violín y teclados, y Germán Velasco en el saxo, clarinete y teclados. 

Pablo arrancó, entre vítores y aplausos, interpretando uno de sus temas emblemáticos: Proposiciones, siguió con Vengo naciendo, que fuera tema de una teleserie en Cuba; tras esas revelaciones dijo que interpretaría algunos pocos temas de su nuevo álbum “Renacimiento”, para seguir con temas de siempre. Y llevó del jazz al barroco su nuevo tema Cual si fuera a morir esta mañana. 

La voz nítida, prístina, potente, del trovador con mejor voz de Cuba, hizo de paso un Homenaje al changüí, un ritmo de la zona de Guantánamo en Cuba.

 Invitó a José Antonio Rodríguez para que a dúo interpretaran Amor de otoño y Otoño del amor, un díptico que también va de elementos renacentistas al jazz: un dúo memorable para la carrera de José Antonio Rodríguez. 

Tras despedirlo, Pablo cantó Dónde andarán, con letra de Nicolás Guillén De qué callada manera, Si ella me faltara, Amo esta isla (en la que presentó a su banda), El amor de mi vida, Amor, El tiempo, el implacable, el que pasó; Años, Para vivir y Yolanda. Luego a modo de ñapa: 

El breve espacio donde no estás y Yo no te pido. Después del concierto, ovacionado y coreado casi todo el tiempo por los presentes, Pablo (quien hace un año sufrió un trasplante de riñón) y sus músicos se dirigieron al flamante edificio inaugurado a inicios de la pasada semana por el Presidente Danilo Medina, una réplica de edificación victoriana, que contiene un museo de la radiofonía, oficinas del senador Félix Nova, ideólogo de la obra y la réplica de la legendaria emisora “La Voz del Yuna”.

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